A-Comenzó con una luna
B-¿Una noche de luna?
A-No, solo la Luna. Y había música
B-¿Había?
A-No lo sé, pero la música era importante
B-¿importante?
A-La música aquí es elemental. Cuerdas.
B- ¿Cuerdas?
A-Se mueve entre cuerdas
B-Danza
A-No. Se mueve y luego respira agitada entre cuerdas de
teléfonos, audífonos, instrumentos.
B- Tensa
A-No. Flota. Se suspende. Sorprende. Besa.
B- ¿Besa?
A-Y sigue besando porque todo empezó con una luna
Y la luna besa todos los días en los recuerdos y en las
nostalgias y también en aquello que no pasó. En si no recuerdo la mirada, en si
no recuerdo lo que pase mañana, en si habrá diciembres, en si habrá madrugadas,
mientras la Luna sigue arriba, suspendida, observando diálogos absurdos que
intentan conversarte. Sin promesas, solo lunas; sin testigos, solo historias. Y
la música de tu sonrisa y de tus ojos que se ponen claros al medio día, del
cabello alborotado, de verte esquivar ramas y farolas que te quedan enanos. Lo
que no sé. Lo que no sabré. Lo que podría descubrir. La curva de tu espalda, el
largo de tu cuello, las manías extrañas. Todos los fantasmas del pasado, del
futuro y de lo que no sé si está sucediendo. Porque la luna trae historias
raras, música, fantasmas y algunas
conversaciones inconclusas que no tienen por qué tener lógica ni fin.
B-La luna guarda momentos
A- Y a ella regresará una vez y otra vez y otra vez, porque
todo comenzó con una luna
B- ¿Una noche de luna?
A- A-No, solo la Luna. Y había música.