miércoles, 8 de marzo de 2017

A través del espejo vi su sonrisa, luego se acurrucó en mí.
Quise decirle que su cabello era suave,
que sus manos sobre mis rodillas eran justas,
que el ruido de la calle parecía música,
que el viento era fresco,
que ya no era necesario tener miedo.
Supe que pensaba en el pasado, quizás añoraba,
reconocía que yo no sería eterna y así en fragmentos, me amó.
No pude moverme.
¿Cómo continuar el camino a casa si ahí, las dos, lo teníamos todo?
Creo que tembló, algo, la tierra, sus ojos, mi piel, algo se sacudió.
Fue un instante de prolongar la fuga del tráfico
de los mandados, del deber y de la duda
sus ojos cerrados y su respiración pausada,
mi cuello sudado convirtiéndome en una estatua de sal.
Me creía dueña de las palabras
pero fue ella la que supo decir buenas noches
y emprendí la vuelta,
segura ella, segura yo, que habrán pretextos para venos mañana.



martes, 7 de febrero de 2017

Me parece que es un sueño estar sin ti
y que voy a despertar
sin querer imaginar tu aroma al regresar de trabajar
Cierro los ojos y las curvas de tus dedos se dibujan en los míos
tan exactos, tan malditos, tan majaderos
y me revuelco en otros cuerpos sin encontrarme contigo
de pura casualidad
Es que no vas a venir

y yo no iré a ningún lado

jueves, 5 de noviembre de 2015

Junto a la cama, dos vasos vacíos de whisky
se preguntan qué será ahora de mí
nada
no soy la abandonada.
Desposeída del velo de la embriaguez
cada uno de mis sentidos recuerda.
Yo no olvido,
escucho los susurros, la música y el tamborileo de un par de manos
que asieron mi cintura.
No, no soy la despojada.
Soy la incrédula de la montaña rusa
de cuya cima dejé caer mi cuerpo con los ojos cerrados
abandonada al vértigo y al éxtasis.
Después, mi voz sabe despedirse,

y dice adiós, hasta mañana.