martes, 14 de septiembre de 2010

Corto.

Nadie supo qué pasó en febrero,
-sólo se saben los chismes funerarios sobre aquel amor-
cuando ella sonreía al espejo y todo parecía en calma.
Ahora la incertidumbre no la deja dormir.
Ella escampa su martirio.
Poco sabe, pero intenta entender:
-después de todo el entendimiento es gratuito-
lo que pasó corriendo entre sus piernas es el recuerdo.
Valen más cuatro años, que su entierro,
siempre han valido más. Valen más que el espejo
donde se ha visto desde siempre.