martes, 17 de agosto de 2010

Crónica de un primer encuentro

Durante mucho tiempo han existido seres atemporales, personas con escasa posibilidad de pasar inadvertidos en el mundo. Colorean su vida con un caleidoscopio, y ríen, y juegan, y saltan aún en la más densa oscuridad.
No son seres de luz, de fuego, de agua o de tierra, son seres de aire, prendidos de la mítica construcción del mundo de realidades –esas realidades complejas, subjetivas e individuales- (como suspendidos entre sus sueños y los de otros).
Suspendido en el tiempo, son fantasmas. Ella era una. Manejaba su imaginación con manos suaves, blancas, de dedos finos, tan finos. Viajaba con sintetizadores por melodías de todos los mundos (ella congenia con la música, como si se moviera al ritmo de un compás, de un moderno soundtrack progresivo).
La vi fumándose un cigarrillo y enviando algún mensaje a alguien a la distancia, miraba tras los cristales negros (muy negros) de lentes que la rodeaba de su misteriosa personalidad. Como ella antes había conocido a alguien, pero su presencia borró el recuerdo por completo.
--------- Mientras las nubes de una mañana de invierno despejaban
Ella se mantenía ajena, al mundo, permitiéndose salir y entrar en él a su antojo; suspendida, dije, entre el suyo y el nuestro, ella no piensa como todos, ella no sueña como todos, ella no necesita como todos, ella no ama como todos… Ella es libre, se ata cuando quiere
--------- Se ata a la mañana que despeja nubes en invierno
Es uno de esos seres que no delimitan la púrpura noche y el día celeste. Suspendida, eternamente suspendida, en dos de sus segundos extiende el tiempo, ociosa ella contempla miles de mundos en una pantalla y creadora, tan creativa, los reordena para darles sentido.
---------------------------------------------------------- Ella quiere ser libre
Estos seres pretenden huir mediante el humo de un cigarro de marca gringa, más ellos se limitan, al hogar, a los padres que bien o mal ahí permanecen; al amor bajo cualquier figura con el que jamás pueden ser egoístas. Ella es libre como el canario de Alejandra (referencia culta sin necesidad de aclaración).
-------------------- Al caer por fin la mañana, fuera de nubes, de algodones grises
Ella recargada en la baranda de aquel edificio en el que aguardaba (como, insisto, siempre aguardan seres como ella) no nota la presencia de una observadora, nerviosa al ver que se inclina demasiado sobre la baranda… ella está como ausente, o simplemente, no ha terminado de llegar.